Esa noche los búhos no aparecieron. El silencio los asustó. Se apagaron los sentimientos y se destiñó la oscuridad. Nadie quedaba en pie. Pero los halcones sabían que no era así. Un pequeño cuervo echó el vuelo y con su profundos ojos negros, buscó a esa chica tan extraña. A esa chica que quería ser perfecta y se sentaba todas las noches bajo su ventana hablándole a la Luna. Pero aquel pobre cuervo esa noche no la encontró. Los gatos maullaron, reprochándole un por qué. Los perros metieron la cola entre las piernas y bajaron las orejas alejándose del lugar. El bosque entero soltó un suspiro. Suspiro, que no oyó ella. Esa chica tan extraña que lloraba entre las sábanas. Que entre mocos y lágrimas, se preguntaba qué es lo que iba mal. Esa chica que quiso dejar de luchar y dejarse llevar. Esa noche, no fue la Luna quien la escuchó, no fue el bosque quien la refugió. Fue la cama y su colcha donde ella decidió protegerse. Protegerse de aquellos lobos tan lejanos que aullaban desconsolados a La Luna, buscando la fé que ella ya había perdido.
- Aplaude y aplaude. - Porque me ha cautivado y llamado completamente mi atención tu entrada.
ResponderEliminarpd: ganaste un premio :) http://fanthfics.blogspot.com/2012/05/premio.html
Siento haber tardado tanto en contestar. Muchisimas gracias, en serio :)
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