[...]
Y aquí estamos
Somos lo que somos
Aferrándonos hasta que nos derrumbemos.
Somos lo que somos
Aferrándonos hasta que nos derrumbemos.
Casi nueves meses ya. El final de un verano, un otoño y un invierno. Y somos. Somos dos. Somos cada
beso en la frente, en la boca, en la mejilla, en el cuello, en el torso y en
los pechos. Somos cada arañazo y cada chupetón, cada abrazo y cada sonrisa.
Somos uno. Las pocas peleas que hemos tenido, somos mi forma de enfadarme,
dándome la vuelta y no hablándote, tu forma de decir las cosas directas sin
importar qué ocurra después. Somos incluso tu pelo en el mío, en un contraste de rubio y moreno,
somos mi lengua en tu argolla, tu mirada eterna ahogándose en mi iris. Eres y
soy cada veinte de cada mes. Cada viernes por la tarde y cada Skype por la
noche. Eres y soy la felicidad consumida entre sábanas; los sueños que se han
cumplido y los que faltan por cumplir. Somos la droga de nuestros corazones
zombies. Somos los "buenos días", las "buenas tardes" y los
"sueña conmigo". Los reyes y las reinas, somos lo dulce de la miel conjugados en un verso. Eres tú y soy yo. Eres yo y soy tú.
Somos. Cada hilo de mi ropa interior, cada línea de tus calzoncillos. Soy
todos tus lunares, incluido ese tan especial. Eres cada centímetro de mi piel.
Somos mis mordidas que acaban por hacerte daño, el rastro de morados en mis
pechos. Somos los latidos rápidos de tu corazón y la sangre que corre por mis
venas. Dueños y dueñas de los segundos, los minutos y las horas. Somos el
tiempo pausado y la pasión del momento. Mis dedos enredados en tu cabello,
acercándote aún más a mis labios. Somos el sexo y el desenfreno. Eres tus dedos investigando por mi cuerpo.
Somos el día y la noche, la luz y la oscuridad, el Sol y la Luna. Somos nuestros recuerdos. Las noches de tu frente
apoyada en la mía y mi mejilla sobre tu hombro. Las tardes acurrucados viendo
pelis y las mañanas de polvos. Somos los piques y las bromas, los
enfados y los trabes. Somos tantas cosas...y todas las que nos faltan por ser.
Lo que pase mañana no está en
nuestras manos. Desconocemos lo que ocurrirá en los próximos seis, doce y
veinticuatro meses. No sé donde estaremos ni hasta donde vamos a llegar. Pero
cuando miro hacia el frente no tengo miedo de estar contigo. Porque a pesar de
los 270 días que llevamos, sigues haciéndome reír cada día, enamorándome un
poquito más. Somos en su justa medida unos ilusos que se quieren sin
importarles nada. Un par de personas con los corazones abiertos y las alas
desplegadas, que no saben su rumbo ni su destino pero que solo quieren volar.
Somos el porro en sus últimos momentos, humeando a la espera. Y somos y
seremos, si estás dispuesto a seguir confiando ciegamente en esto, sin importar
cuantas veces nos caigamos. Eres un "nosotros" y soy un
"juntos."
Te
quise, te quiero, y te querré.
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