Las sombras se difuminaban junto a los rayos del Sol tras las nubes. Las expectativas de un verano caluroso quedaban tan lejos que caían tras el horizonte. Las calles ajetreadas pero silenciosas, llenas de gente pero no de vida. Sombríos rostros ocultos tras maquillaje y mentiras. El frío helaba los corazones aún más de lo que ya estaban. Las sonrisas se apagaban y las miradas se perdían dentro de sus mentes. Pero ahí estaba ella y él, sentados en un banco mientras hojas y lluvia caían a su alrededor. Ambos con las almas completamente desnudas, sangrando lágrimas y amor. Ahí andaban dos errantes que atormentados por el dolor, agachaban la cabeza buscando el perdón. Tan cerca el uno del otro que entre ellos solo cabían suspiros que maldecían cada milímetro que les separaban, porque para ellos parecían kilómetros. Eran tan diferentes el uno del otro...
Ella lo había dado todo y más. No le cabía el corazón en el pecho de todo lo que quería a ese pobre muchacho. Sin embargo, él no la supo apreciar. Le mintió y la torturó con los minutos que le dedicaba a otras. Apuñaladas de traición que habrían heridas en su alma. A pesar de todo, de su boca llovieron perdones mil y una vez. Pero a veces, te cansas. Ella se cansó, y esa situación provocó una tormenta de acontecimientos que la marcarían eternamente. En ese parque, a esa hora, se producía un cambio brutal en su vida. Cuando alguien pasa de ser todo a nada. En ese preciso instante en el que mientras sus oídos escuchaban mil y un perdones y suplicas, su corazón se debatía en duelo con la mente. Y ella quería decir "sí, te perdono", pero de su boca solo salió un "no". Él le amargó esos años, y sin embargo a ella solo le quedaban palabras dulces para describirlos. Las mentiras se las bebió con ron, y las expulsó en forma de lágrimas. Los "te quiero" se colaron cuando sus labios entraron en contacto con los de él aunque luego los vomitó en odio. Y a pesar de todo lo bueno vivido juntos, ella rechazó su amor. A pesar de que la esperanza le había elegido para hablar cuando las calles estaban mudas, ella decidió callar. Él se adoptó al castigo y huyó de sus errores y ella permaneció quieta, insensible inmune mientras dentro de sí se desangraba gota a gota por el amor que tanto le traicionó. Y esto es lo que ocurre cuando alguien juega a serlo todo hasta que se marcha y pasa a ser nada.
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