Todo el mundo habla de la perfección. Pero si hay alguien que entiende de eso, es La Luna. Sus imperfecciones la hacen bella, hermosa. La han golpeado, destrozado con crueldad y sin miramientos pero sus cráteres dibujan imaginarias sonrisas para los curiosos observadores. No maquilla su pasado. Ha envejecido, y sin embargo todavía sigue siendo un gran misterio para nosotros. No se oculta, pero tampoco se muestra en su totalidad. Es independiente y no deja que nadie viva de ella, sin embargo ella si es necesaria. Desde la soledad del Universo, nos cuida, nos adora y nos mima. Eterna oyente de nuestros llantos, eterna testigo de noches de alcohol y amor desenfrenado. De personas que se quedan y de las que se van, vigilante del mundo y faro de Alejandría. Ella es imperfecta, de hecho, es bipolar. También tiene una cara oculta, también posee malos hábitos y sin embargo es parte de nosotros. Nos vuelve locos, a veces se asoma mitad, toda o simplemente a veces no le da por aparecer. Si alguien sabe sobre la vida, es ella. Si quieres oir hablar de perfección, escúchala. Ámala. Porque ella es parte de ti.
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