Seguidores

Te lo puedo decir en todos los idiomas....

English plantillas curriculums vitae French cartas de amistad German documental Spain cartas de presentación Italian xo Dutch películas un link Russian Portuguese Japanese Korean Arabic Chinese Simplified

Por una visita, una sonrisa.

9/12/12

Let me be.

De las copas de los árboles más altos, cayó el otoño
Cada vez costaba más hacerse la idea. Mantener viva la esperanza y actuar racionalmente cada día era más difícil. Se mentía sin cesar desperdiciando días de falsas sonrisas y noches de llantos tormentosos. Había esperado demasiado. Con cada hoja dorada caía también una parte de ella. Cada brisa que soplaba, una promesa se perdía. Con cada lluvia que veía desde su ventana, sus ojos lloraban un dolor amargo. La rutina ya no tenía sentido, tenía un hueco en lugar del corazón. 
Luego, nevó el invierno. 
El reloj que regía sus días, se congeló en el tiempo. Todo quedó inundado de blanco y su moral, de negro. La vida pasaba lenta y silenciosa. Se acostumbró a no vivir. Se levantaba, sobrevivía al día y luego se volvía a dormir. Todo empezó a hacerse tan monótono que la gente se preguntaba si todavía le quedaba algo de espíritu. Y la verdad es que sí. Tenía. Pero escondido en lo más profundo de su mente, en un estado de coma voluntario, para evitar la pesadilla que su cuerpo vivía. Se acostumbró a ser un animal nocturno. Cazador y destructor. Con el frío del invierno y sin corazón vivo, su sangre perdió el calor. Fue enfriándose poco a poco, hasta que diminutos copos de escarcha se acumularon por todo su cuerpo. Luego, éstos se convirtieron en boques hielo. Se le paralizaron los sentimientos, exterminando cualquier voluntad suya. Era un objeto andante solitario. No tenía nombre ni apellido. Le habían quitado lo que la hacía única, por lo tanto, la habían borrado del mapa. Ya no existía.
Después, floreció la primavera.
Una parte de ella se negaba a aceptar que había perdido. Era algo que le chillaba y se revolvía en el fondo de su mente escarbando entre recuerdos obsoletos. Poco a poco esa vocesita delicada consiguió llamar la atención entre el caos de su cabeza. Poco a poco, se convirtió en un rugido. Hizo algo que nadie hubiera hecho nunca; luchó por ella. Y esa voz, esa parte de su corazón que jamás se rindió, puso de nuevo en marcha la fábrica de sueños. Le quitó el polvo a sus límites y construyó nuevas metas. El Sol, asombrado ante ese repentino cambio de actitud, se asomó entre las nubes, curioso. Ella levantó la mirada y cerró los ojos. Dejó que su piel asimilara el tacto solar, y que poco a poco lo absorbiera, calentandole el cuerpo. Notó el hielo de su sangre derritiendose, sintió como la escarcha de su corazón se rompía en mil pedazos. Sonrió mostrando unos dientes perfectos. Sonrió con el alma. Le sonrió al cielo. Tras el invierno, llegó la primavera, y junto a margaritas tímidas y grandes tulipanes rojo pasión, floreció una nueva ella.


No hay comentarios:

Publicar un comentario