Dos diamantes en el cielo.
Brillar como dos diamantes en el cielo.
Para recordarte lo que solíamos ser. Cuando el universo era nuestro. Cuando los demás estaban a nuestros pies, atentos a no perder nuestra luz. Éramos los guías de millones. Resplandecíamos. Todo. Lo teníamos todo. Encontrar vida en el cielo era difícil. Sin embargo, ahí estábamos nosotros dos vivos y altivos. Éramos los reyes y reinas de la mentira, guardándonos los secretos. Tan fuertes y bellos como los diamantes. Jugábamos con las estrellas por la noche, y luchábamos contra el Sol de día. Nunca moríamos. No perdíamos porque éramos poderosos. Tú decidiste volver y dejarme. Quisiste aprender a olvidar, querías saber lo que era sentir el dolor en tu piel. Te volviste contra lo que conocías y arriesgaste todo a nada. Solíamos ser dos en el cielo. Luchando contra todos; protegiéndonos. Solíamos; y ahora no solemos. No me queda nadie. Ya, en el cielo, solo queda un diamante.
Fotografía de: Sarah McCoy
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