Las sonrisas no sólo sirven para ocultar errores.
Sé que cuesta sonreír cuando sabes que la has fastidiado. Sé lo fácil que es perdonar, y lo difícil que es olvidar. Sé que duele abrir los ojos y ver que los sueños se rompen en millones de pedazos. Cuesta soportar las dosis de realidad que te mantienen cuerda. Verte en el espejo y no reconocerse es duro. Crecer también. Pero tienes que hacerlo. Maduras con los años aprendiendo a tragarte el dolor y a sacar un poco de orgullo. Sé la rabia que te da ver como pasa tu vida tan rápidamente, como ayer tenías todos tus deseos al alcance de tu mano y hoy no te queda nada. Sonríe pequeña. Sigue adelante, porque tú puedes. Los errores nos enseñan, pero no nos definen. Eres mejor de lo que crees. Vive cada segundo de tu vida, saborea cada minuto y disfruta cada hora; porque no se volverán a repetir. Empápate de todos los momentos que puedas. No te arrepientas de lo que un día hiciste, porque todo sucede por algo. Y cuando creas que no puedes más, que ya no te queda nada, es cuando realmente tienes que dar lo mejor de ti. Persigue tus sueños, y que nada ni nadie te diga que no puedes; porque precisamente será la envidia los que les mueva a prohibírtelo. Sé tu misma. A pesar de lo que digan los demás. Porque eres más fuerte de lo que crees. Porque eres GRANDE.
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