El viento hizo sonar el atrapasueños que colgaba de su ventana. Ella, acostada sobre la cama, cerró los ojos y se dejó llevar por el dulce sonido que le proporcionaba. Respiró hondo y un fresco olor salado llegó hasta sus pulmones. Un ligero escalofrío le recorrió la espalda. Lentamente se sumergió en los recuerdos de aquel verano. Apenas habían pasado dos meses, pero a ella, le parecía que habían pasado años. Había sido completamente increíble. Hasta que apareció él.
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