Se me da bien destruir. Romper con todos mis sueños, superar las metas que me pone el destino. Sin embargo no sé saltar las piedras en el camino ni esconder las lágrimas, o la impotencia en mi rostro. Sé dibujarme sonrisas falsas, pero aunque parezca un muro de piedra, solo es papel de pared barato. Nunca enseñé a mentir a mis ojos como a mí. Soy tan efímera como los buenos momentos y tan misteriosa como los eclipses. Nadie sabe de mi pasado. Por tus oídos circulan historias sobre mí tan incrédulas que dudas en hacerles caso. Sabes mi nombre, pero dudas de mi historia.
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