Jamás lo lo dijiste, pero sin mí, no podías vivir. Puede que ahora sea el momento justo para que aprendas a hacerlo.

Me amas. De verdad. Pero yo solo te quiero, y eso no es suficiente.Todo empezó bien. Palabras sinceras, realismo, sin mentiras y con amor. Llegaste en el peor momento de mi vida cuando me debatía entre la vida y la muerte sentimental. Había perdido la fé en todo; ni siquiera creía en mí misma. Nada ni nadie me podía haber salvado de aquello. Pero de repente, llegaste tú. Devolviste el amor a mi cuerpo y la sonrisa a mis labios. Conseguiste hacerme reír a carcajadas y siempre le encontraste un punto de vista original y divertido a los problemas. Me cuidaste porque tenías miedo de que me volviera a perder entre tan negrura.  Era como si hubieras encontrado un pequeño pájaro herido y lo hayas querido proteger ante todo y contra todos. Me trataste como nadie lo había hecho jamás. Me salvaste la vida. Pero ya estoy sana y salva; es hora de que el pajarito vuelva a volar. Siempre te tendré en mi mente, siempre me tendrás a tu lado aunque no me veas; pero no me obligues a amarte, porque soy de naturaleza libre. No me encierres en una jaula de amor que no quiero recibir, no te apropies de mí. Gracias por ser quien eres, gracias por estos últimos meses en los que me has curado el corazón. Gracias por esas tiritas emocionales y esas tardes de cariño. En serio, gracias. Pero por favor, si realmente me quieres, déjame ir. No llores, no te lamentes. Porque estoy hecha para sufrir. Y a pesar de todo lo que has hecho por mantenerme en pie, porque fuera quien soy ahora; no soy para ti.