Querida Princesita:
Dices mucho; pequeña. Hablas de "para siempres" que te quedan largos. Sientes que algo se mueve en tu tripa y piensas que es amor. Oyes palabras lindas que entran como flechas en tu corazón y crees que estás enamorada. Se te eriza la piel cuando te habla. Crees que él está enamorado de tu sonrisa; y sonríes. Adoras que se fije en los pequeños detalles. Crees que sus besos son tu droga y sueñas con un futuro feliz junto a él.
Pero te equivocas; solo te estás mintiendo a ti misma.
Lo que se mueve en tu tripa, es el deseo de tener lo que nunca has tenido: amor. Esas palabras tan bonitas son grietas microscópicas en tu corazón; que llegados al momento oportuno; se abrirán paso y te destrozarán. El abre la boca demasiado y no piensa con la mente. No le creas. Porque las palabras que salen de sus labios están cargadas de inocente veneno que te quemará el alma. Se fija en los detalles equivocados. Aunque tú no te des cuenta, son los detalles que te llevan a la cama y no los que te roban sonrisas. Tu droga es el oxígeno; que es lo único de lo que dependes. Querida; todavía estás a tiempo; si me haces caso, tus sueños se cumplirán; tendrás un futuro feliz, aunque sin él. Ahora probablemente no me creas, pero no voy a ser yo quien te quite la ilusión de que te caigas al suelo y choques bruscamente contra la realidad.
Abre los ojos antes de que ocurra lo inevitable; porque el amor se siente, no se habla.
Att: tu mente.
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