Hay formas y...formas.

La forma en la que tu pelo negro cae descuidadamente sobre tu ojo izquierdo, dándote un toque de misterio. Cómo; inocentemente, te cubre los ojos cuando quieres llorar. La rutina de tu típico movimiento de cabeza para apartártelo de la cara. Tu manía de aplastártelo con una mano aún estando peinado. La belleza de la forma en la que vuelve a su sitio después de despeinártelo yo. Tu pelo, donde tantas veces cayeron mis besos. Donde buscaba tu olor cuando lo echaba de menos. Portadores de estrellas y dueños del misterio.

La forma en la que miro tus ojos profundos y oscuros como la noche. En los que sumerjo y no me ahogo. Que hechizan. Perlas negras que esconden un gran tesoro .Esos ojos atentos y su forma de mirar, tan efímera y sorprendente. Ojos donde la realidad se ve desde otra perspectiva. Por donde han pasado tantas historias, tantos errores, tantas mentiras. Testigos fieles de la felicidad. Ellos, y su forma de admirar los momentos, de empaparse de ellos y sacarles su jugo; para guardarlos dentro y no olvidarlos nunca.

La forma en la que tus labios atrapan a los míos. Chispas de amor que brotan de nuestras bocas y juegan con nuestras lenguas. Esa forma de cerrar los labios después de besarte cómo si pretendieras guardar el beso dentro, y que no se te escape. Guardianes de los secretos. Los mismos labios donde una día (ya lejano) murieron tantas lágrimas. La misma boca, donde ahora nacen tantas sonrisas. Sabor a locura y ensueño atrapados en un mismo beso. 

La forma en la que me atrapas entre tus brazos cuando me abrazas. La forma en la que me atraes hacia ti cuando me besas. La forma en la que me dejas descansar sobre tu pecho cuando estoy cansada.

No me he enamorado de ti porque seas guapo, o listo, o divertido. 

Me enamoré de tus formas; porque hay formas...y formas.