Estás solo; perdido. Le susurras al silencio y le cantas a la soledad. Te escondes en un país de fuertes; pero sabes que tú eres el único sensible. Aprendes a ser una alma nocturno A sonreír cuando has de llorar. A vivir cuando has muerto. No diferencias el amor de la tristeza, ni la alegría del desdén. Caes en el nicho de la gilipollez. Pero, es entonces, cuando te das cuenta de que perdiste algo que amabas. Algo a lo que querrías por encima de lo que te querías a ti mismo. Y enfermas tu mente buscando un "por qué". Pero no lloras; porque ya no hay lágrimas.
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