Y he aquí la cosa más impresionante del mundo. Llenos de rabia e ira. Intentando que las cosas cambien, pero sin hacer nada. No me llamas. No te llamo. No eliges. Yo sí. Elijo irme. O quedarme. No lo sé depende de lo que me digan esta vez los pétalos de las margaritas. Lo sé. Tengo que aprender a tomar mis propias decisiones. Pero, en cambio, si dejo que elijan por mi; siempre les podré echar la bronca. No me lo eches en cara. Cojo la margarita más bella del jardín. Empiezo a desojarlas con cuidado pero rápido. Ya no hay vuelta atrás. La margarita está decidiendo. "Vete" es lo que me dice. Fin. No puedo cerrar los ojos y retroceder en el tiempo. No puedo devolverle a la margarita sus pétalos, ni la sonrisa a tu mirada. No puedo devolverle tu calor a mi cuerpo. Ni siquiera puedo devolverte mis besos. Pero quizás así encuentres a alguien mejor. Yo ya lo he encontrado, se llama Ron y viene en botellas.
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