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Por una visita, una sonrisa.

10/4/12

Cuando los buenos momentos se convierten en melancólicos recuerdos, sólo te quedan pesadillas.

No sé que hora es. Estoy metida en mi cama; acurrucada en el edredón. Quizás sean las 10 y pico de la noche. Cojo el teléfono. Lo vuelvo a guardar. Ni puta idea de que hora es. Lo único que sé, es que no tengo ningún mensaje nuevo. Ni ninguna llamada. Al menos que venga de tu nombre. Me vuelvo a acurrucar en la cama. Bostezo y cierro los ojos. Pero entonces de golpe, nos veo juntos. Nuestro primer verano. Uno de esos días que solíamos pasear bajo el brillante sol en cualquier playa, o en el que nos tomábamos algo al borde del mar viendo a las gaviotas. Besos de verano, salados y frescos. Brillantes y aventureros. Vuelvo a abrir los ojos. La brisa del mar retumba en mis oidos. La sonrisa se me escapa en los labios y enseguida la desvanezco. Pero,...¿qué hora será? Vuelvo a coger el móvil. Las 12 y media y no me ha llegado nada tuyo. ¿Será la cobertura? Me estiro y remoloneo pero nada. No consigo dormir. Cierro los ojos fuertemente y cruzo los dedos deseando no volver a soñar contigo. Esta vez, me veo a mi misma, en el bosque. En seguida lo recuerdo. Fue cuando nos fugamos con tiendas de campaña al lago. Era otoño. Nos pilló una tormenta y yo me empeñé en que nos besaramos bajo la lluvia.Tú accediste pero me prestaste tu bufanda y tu chaqueta porque tenías miedo de que me pusiera mala cuando en realidad fuiste tú quien cogió la gripe. Oí tus risas entre besos dulces, besos empapados, fugaces, cariñosos y torpes. Me desperté, de golpe. Palpé mis ojos y me di cuenta de que no solo llovía en mi sueño, si no que tambien lo hacían mis ojos. No aguantaba más. Me levanté fui a la cocina y bebí agua. Las 2 de la mañana según el horno. Volví a mi cuarto vagando por el pasillo como un alma en pena. Me acosté. Respiré hondo y cuando me sentí preparada, cerré los ojos. En mi sueño era de día y estaba nevando. Entraba una fría brisa que movía un poco las cortina...¿Dónde estaba? Así, se me había olvidado, en tu cuarto. Era invierno. Habíamos pasado todo el fin de semana en la cama acurrucados. Tú me acariciabas mi espalda desnuda, me besabas en el cuello y mordías mi oreja. Luego, yo me daba la vuelta te devolvía los besos. Besos cálidos, con pasión, excitantes. Besos eternos, sinceros y bellos. Vuelvo a despertarme. Te busco en la cama, pero no te encuentro. Lloro en silencio. Al final va a ser verdad eso de que la distancia más larga que recorrer es una cama vacía. Me surge un escalofrío allí dónde antes pasaron tus dedos. No lo puedo soportar, quiero mirar el móvil, pero sé que no tendré nada tuyo. Ningún "perdóna" ni ningún "te quiero". Me prometo que no volveré a mirar el teléfono, pero entonces, quiero saber la hora de nuevo. Bajo la promesa de no coger el móvil, miro el despertador. Son las 4 y cuarto de la mañana y yo aquí, como una estúpida esperando a que vuelvas. Tengo calor. Me hago una coleta alta y con el golpeteo del pelo en mi espalda, me apoyo en la almohada. Paso de volver a conjurar ningún deseo de soñar contigo, paso de respirar hondo. Simplemente cierro los ojos. Y con una ola de calor me introduzco en la primavera. En un parque mas concretamente. Estoy sentada en el césped en un mantel. Miro a ambos lados y me doy cuenta de que estoy sola. Respiro hondo. El aire que se mete por mi nariz huele a césped mojado, a nenúfares y tulipanes, a margaritas y fresas. También huele...espera un momento, ese olor dulzón, sexy y atractivo me suena...Y entonces alguien me da un beso en la cabeza. Miro hacia arriba, y por décimo novena vez en esta noche, le vuelvo a ver. Me atrae con su sonrisa y su mirada pícara. Y con un ligero "¿qué? ¿Sandwich de pollo y fresas con nata?" recuerdo que estábamos de picnik. Y como siempre, me dejo llevar por los recuerdos. Los abrazos de ese día, las estrellas de esa noche, los besos de aquella mañana...pero, ¡pum! Vuelvo a despertar en mi cama. Por la ventana, amanece lentamente. Pero el amanecer ya no es bello para mí. Respiro tu olor y por un momento pienso que estás conmigo. Luego, me doy cuenta de que vuelvo a estar sola. Entonces lo admito, te perdí y te echo de menos.


1 comentario:

  1. Hace tiempo que publicaste la entrada, pero como acabo de "descubir" tu blog, no puedo evitar comentar.
    Me encanta, un entrada fántástica, preciosa, espectacular...
    Y el título, perfecto.

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