No me atreví. No sé por qué. Quizás porque no estoy preparada. Bueno; seamos realistas. En realidad me dio miedo. Sí; miedo; porque si tu vida depende de unas pocas palabras; si tu existencia cuelga de tus labios; entonces tienes miedo. Empiezas a replantearte muchas cosas; y aunque llevases un millón de horas pensándolo; ensayando el momento en el que le ibas a decir "te quiero" y barajando las probabilidades de éxito; basta una mirada y un segundo de silencio entre los dos; para cambiar todo el pensamiento. Estoy cabreada; conmigo misma. Porque me creía fuerte; capaz. Sólo tuviste que sonreírme para tambalear mi mundo. ahora una confesión descansa en el borde de mis labios; y hoy por hoy; no me creo capaz de decírtelo nunca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario